Ya no me quedan motivos,
estoy como Jaén sin olivos,
¿Por qué agotas mis sentidos?
Todos esos momentos vividos,
siguen terciándose convenidos,
y sin estar del todo
convencidos,
por inercia seguimos.
Llegó la hora del beso,
ese veneno curativo,
a veces furtivo,
que se pega como adhesivo
y continúa siendo,
demasiado erosivo.
De pronto estas fingiendo,
te contemplo,
y no te entiendo,
mejor seguir leyendo.
Me despierto,
intento volverme tu sustento,
pero no contento,
fracaso y sigo durmiendo,
durmiendo con lamento.
No por más, ni por menos, sino por ti.
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